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Contexto internacional en la lucha contra el cambio climático
Tratados Internaciones (El protocolo de Kioto y el Acuerdo de París)
El protocolo de Kioto y el acuerdo de París son dos tratados internacionales que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático. Ambos acuerdos tienen objetivos, principios y mecanismos comunes, pero también diferencias importantes.
El protocolo de Kioto se firmó en 1997 y entró en vigor en 2005. Fue el primer tratado jurídicamente vinculante que estableció metas obligatorias de reducción de emisiones para los países desarrollados, que son los principales responsables históricos del calentamiento global. El protocolo de Kioto se basa en el principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas" y reconoce el derecho al desarrollo de los países en vías de desarrollo .
El acuerdo de París se adoptó en 2015 y entró en vigor en 2016. Es el resultado de un proceso de negociación que comenzó tras el fracaso del protocolo de Kioto, que no logró involucrar a todos los países ni frenar el aumento de las emisiones. El acuerdo de París pretende ser más inclusivo, flexible y ambicioso que el protocolo de Kioto. Por un lado, establece un objetivo global de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a menos de 2°C, idealmente a 1.5°C, respecto a los niveles preindustriales. Por otro lado, permite que cada país determine voluntariamente su contribución nacional al esfuerzo colectivo, teniendo en cuenta sus capacidades y circunstancias nacionales .
El acuerdo de París no sustituye al protocolo de Kioto, sino que lo complementa y amplía. El protocolo de Kioto siguió vigente hasta 2020, con un segundo periodo de compromiso que abarcó desde 2013 hasta 2020. El acuerdo de París entró en plena aplicación a partir de 2021, con un mecanismo de revisión periódica que busca aumentar la ambición y la transparencia de las acciones climáticas .
En conclusión, el protocolo de Kioto y el acuerdo de París son dos hitos en la lucha contra el cambio climático, que reflejan la evolución y la complejidad del problema. Ambos acuerdos comparten la visión de lograr un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima, pero difieren en sus enfoques y alcances. El desafío actual es cumplir con los compromisos adquiridos y avanzar hacia una cooperación efectiva y equitativa entre todos los países.
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