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Unidades ambientales de Asturias

Montaña cantábrica.

El borde meridional de Asturias es recorrido por una alta cordillera montañosa que se prolonga hacia el mar a través de las sierras litorales y se funde al sur con los relieves llanos de la meseta castellano-leonesa. La Cordillera Cantábrica se extiende desde Galicia hasta casi el País Vasco. Sin embargo, es en el tramo asturiano donde presenta relieves más acusados y cotas más altas.

 

Las montañas cantábricas constituyen el rasgo principal del paisaje asturiano y han tenido mucho que ver con la historia y desarrollo de la región, limitando las relaciones con el exterior y concentrando el poblamiento en las áreas de relieve más llano cercanas a la costa o a la depresión central.

 

Geología y relieve.

El origen geológico de la Cordillera Cantábrica se remonta a la orogenia hercínica, acaecida hace alrededor de trescientos millones de años, durante el periodo carbonífero. Hasta entonces gran parte del territorio asturiano había constituido una cuenca marina en la que progresivamente se habían ido acumulado diferentes materiales sedimentarios.

Ese ambiente sedimentario, relativamente homogéneo, se vio interrumpido durante la orogenia hercínica, que supuso la formación de una cordillera de varios miles de kilómetros a lo largo de una masa continental muy diferente de la actual Eurasia.

Los agentes erosivos actuaron sobre ese relieve a lo largo de un periodo de cierta estabilidad de casi doscientos millones de años, durante el cual se produjo la formación del actual Mar Cantábrico. Sin embargo, esa estabilidad tectónica se interrumpió nuevamente durante el oligoceno, hace treinta y cinco millones de años, cuando se produjeron los movimientos orogénicos que dieron lugar al levantamiento de los Alpes y Los Pirineos.

La orogenia alpina supuso en Asturias la reactivación de las fracturas hercínicas y un levantamiento generalizado de los bloques, rejuveneciendo el relieve hercínico preexistente. Sólo en la zona oriental se registran nuevas deformaciones y distensiones de envergadura, que abren una red de fracturas de este a oeste y dan lugar a la aparición de nuevos relieves paralelos al mar.

La actual estructura de la Cordillera Cantábrica responde por tanto a la acción sucesiva de las orogenias hercínica y alpina, relieve retocado luego por los agentes erosivos fluvial, glacial y kárstico.

Hacia el occidente, el roquedo es principalmente silíceo y de edad paleozoica, respondiendo las estructuras a la curvatura de la primitiva cordillera hercínica, que adopta un rumbo de suroeste a nordeste.

El relieve presenta un modelado fluvial que se manifiesta en profundos y pendientes valles. Las zonas más altas han sufrido no obstante un glaciarismo moderado que ha dado lugar a cubetas de excavación glaciar ocupadas por turberas y lagunas que frecuentemente se escalonan ladera abajo.

En la zona central, sin embargo, se produce una notable variedad litológica, conviviendo las unidades silíceas paleozoicas con calizas carboníferas que han desarrollado importantes sistemas kársticos, como ocurre en el área de Las Ubiñas, el Aramo, la Sierra de la Sobia o el anticlinal de Saliencia.

La morfología de la red fluvial es también variada y junto a los cañones y desfiladeros que seccionan los macizos calizos y cuarcíticos conviven valles menos encajados, desarrollados sobre areniscas y pizarras, o los amplios valles glaciares de las zonas más altas, especialmente evidentes en Saliencia o Agüeria.

Hacia el oriente, la montaña cantábrica, rejuvenecida durante la orogenia alpina, alcanza su altitud máxima y da lugar al acusado relieve calizo de Los Picos de Europa. Se trata de un área con escaso desarrollo de suelos, fortísimas pendientes, frecuentemente tapizadas de canchales, e importante desarrollo de sistemas kársticos que dan lugar a una red de drenaje superficial, escasa y fuertemente encajada en cañones y desfiladeros.

 

Singularidad biogeográfica.

Biogeográficamente la Cordillera Cantábrica se sitúa a caballo de la Región Eurosiberiana y la Región Mediterránea. La primera se caracteriza por un clima netamente oceánico, lluvioso a lo largo de todo el año. La segunda sin embargo acusa una marcada sequía estival.

A pesar de su carácter oceánico, la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica sufre una reducción de las precipitaciones estivales que deriva del obstáculo que suponen las importantes barreras orográficas existentes. Por ello, hace ya tiempo, los especialistas definieron una unidad biogeográfica, la Provincia Orocantábrica, que, a pesar de su pequeña extensión, se segregó de la gran Provincia Cantabroatlántica por su singularidad climática, orográfica y florística.

La Provincia Orocantábrica participa en alguna medida de las características propias de lo eurosiberiano y lo mediterráneo, hasta tal punto que durante algún tiempo permaneció abierta la discusión sobre a cual de las dos grandes Regiones habría que adscribirla. Así, son numerosas las especies de distribución mediterránea, comunes tanto a las montañas silíceas de la mitad occidental de la Península Ibérica como a las montañas calcáreas de la mitad oriental. También abundan elementos florísticos de ámbito boreal y alpino, migrados hacia el sur durante las glaciaciones y acantonados en las cumbres más altas tras la retirada de los hielos. En ocasiones, las poblaciones de esas especies, aisladas del resto de sus congéneres, han evolucionado de forma diferente dando lugar a endemismos de distribución exclusivamente orocantábrica.

En definitiva, puede afirmarse que la Cordillera Cantábrica constituye una singularidad biogeográfica de primer orden, por tratarse del único gran sistema montañoso atlántico y por su aislamiento respecto al resto de las montañas de la Europa occidental. La razón hay que buscarla sin duda en la orografía del área. En ningún otro lugar de la Europa occidental y meridional existen cadenas montañosas tan cercanas al mar. El resto de los sistemas montañosos europeos se sitúan en áreas alejadas de la influencia oceánica y presentan por ello características climáticas más continentales, especialmente en lo que se refiere a los periodos de máxima precipitación.

 

Fauna

En las montañas cantábricas se encuentran los enclaves de mayor importancia faunística de la región, tanto por la presencia de especies relevantes como por la densidad que alcanzan. Sin embargo, lo que podría constituir un gran área de distribución para muchas especies aparece claramente seccionado en dos áreas bien diferenciadas por el importante eje de comunicaciones del centro de la región con la meseta, que limita las posibles relaciones entre los núcleos occidental y oriental de la Cordillera.

A su vez, el sector occidental de la Cordillera se estrangula notablemente en el área delimitada entre el río Naviego y Cibea, al Sur de Cangas del Narcea, formando un estrecho corredor biológico en el que la progresiva humanización del territorio dificulta las relaciones entre las poblaciones faunísticas a oriente y occidente de Leitariegos. 

De entre todas las especies destaca sin duda la presencia de la mayor parte de la población ibérica de oso pardo (Ursus arctos), organizada en dos núcleos principales sin conexión. Uno en torno al Parque Natural de Redes y otro en los sectores central y occidental de la Cordillera, principalmente en torno al Parque Natural de Somiedo y los montes al oeste del Puerto de Leitariegos.

En las masas forestales de la montaña cantábrica se localiza el principal núcleo ibérico de urogallo cantábrico (Tetrao urogallus), especie de ámbito boreal y europeo que alcanza en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos su límite meridional de distribución.

La fauna cinegética es especialmente abundante, siendo frecuente en todo el área la presencia de nutridas poblaciones de corzo (Capreolus capreolus) y jabalí (Sus scofra). También son abundantes el rebeco (Rupicapra pyrenaica) y el venado (Cervus elaphus). El primero especialmente en el sector oriental de la Cordillera, en torno a los Picos de Europa y el Parque Natural de Redes, haciéndose más escaso a medida que se avanza hacia el occidente. El segundo principalmente en el sector central en torno al Parque Natural de Somiedo. 

En el área de Los Picos de Europa y su entorno debe destacarse la presencia de numerosas aves rapaces, entre ellas águila real (Aquila chrysaetos), alimoche (Neophron pernocterus) o el buitre leonado, que nidifican en altos cortados rocosos de los macizos calizos, penetrando desde allí hasta las sierras litorales de El Cuera y El Sueve.

Por último debe citarse la presencia de algunas de las aves calificadas en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales como singulares. Así ocurre con el gorrión alpino (Montefringilla nivalis), el pito negro (Dryocopus martius) o la perdiz pardilla (Perdix perdix).

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