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Estructura y tipología del Paisaje de Asturias

Marinas, montes y valles del litoral cantábrico.

Este tipo de paisaje está configurado por una banda relativamente ancha y continua, paralela a la costa cantábrica. Se caracteriza por la presencia de relieves bajos y alomados, con escasos accidentes orográficos destacables, y una intensa influencia marítima.

 

Todo ello conforma la base de un paisaje intensamente humanizado. Resulta importante el desarrollo de la urbanización y de la industria, que comparten el espacio con los componentes más expresivos del paisaje rural de las tierras bajas de la vertiente cantábrica.

 

Existen extensas y dominantes praderías para el vacuno y grandes plantaciones de pinos y eucaliptos. En conjunto es un hábitat disperso de elevada densidad y reciente expansión con finalidad residencial y turística sobre la tradicional malla agraria.

 

Es un espacio de campiñas atlánticas, incididas por los tramos bajos de los ríos. La praderización generalizada, el desarrollo de los cultivos forestales a lo largo del siglo XX y la expansión de la urbanización y la industria apenas dejan espacio a las coberturas vegetales naturales.

 

Por eso adquieren un elevado valor ecológico y paisajístico las alisedas, que se conservan en las riberas, y algunas manchas de robledales y de encinar cantábrico.

 

Las formas, por lo general acolinadas, y la bondad de los suelos han propiciado en estas marinas la difusión de los prados, la especialización ganadera y la presencia de un hábitat disperso. No obstante, los cambios en los usos han sido importantes en los últimos decenios. La expansión de los cultivos de pinos y eucaliptos ha tendido a mantenerse fuera de los rellanos y campas altas, situándose preferentemente en las vertientes de las mismas. Por otra parte los núcleos rurales y, en general, la edificación diseminada han crecido ostensiblemente, a lo que sin duda contribuye la proximidad de la costa y el reclamo turístico que ello supone.

 

Un elemento determinante en la configuración de este espacio es la periurbanización. En este caso existen dos focos urbanos compactos, Gijón y Avilés (este segundo fuera de este tipo de paisaje pero rodeado por él) que han contribuido a la propagación de la ciudad difusa en este ámbito. Se unen dos focos industriales y residenciales, uno por cada ciudad, y el desarrollo de espacios de ocio y comerciales asociados.

 

En la periferia de esta unidad destaca la presencia de algunos relieves moderados (Deva, Areo, Gorfolí) que permanecen ajenos al fenómeno de urbanización difusa del Área Central de Asturias.