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Estructura y tipología del Paisaje de Asturias

Rías y bahías cantábrico-atlánticas.

Las rías mayores y las bahías merecen un tratamiento paisajístico específico, tanto por la singularidad y valores de sus componentes físicos y biológicos, como por albergar al mismo tiempo paisajes urbanos destacados.

 

La formación del paisaje de bahías, rías y estuarios, en ocasiones asociados entre sí, responde a procesos fluviales y de dinámica litoral, pero casi siempre también hay accidentes tectónicos que han determinado la ruptura en determinadas zonas del rígido perfil costero. Concretamente las fallas han actuado preferentemente a favor de las más profundas hendiduras del litoral asturiano.

 

Los estuarios cantábricos, aunque frecuentemente transformados por la acción humana, ofrecen todo un repertorio de formas estuarinas, de notable diversidad ecológica y paisajística: marismas, playas arenosas y dunas asociadas a ellas, constituyen la estampa de estas rías.

 

Los espacios marismeños tradicionales están, como se ha señalado, fuertemente intervenidos por la acción humana, que mediante drenajes y defensas, los ha utilizado para el aprovechamiento agropecuario, para implantaciones urbanas e industriales y, a través de “cortes”, para la navegación. Sin duda el proceso más aparatoso de desecación y ocupación urbano-industrial, con la gestación de un paisaje nuevo, es el acontecido en la ría de Avilés, donde se acondicionaron extensos terrenos marismeños, a una y otra margen, en una de las cuales se terminaría ubicando ENSIDESA y el conjunto de espacios industriales anexos, así como el conjunto urbano vinculado al desarrollo industrial. El caso avilesino es uno de los ejemplos de implantación urbano-industrial y portuaria que define el paisaje de algunas de las bahías y estuarios cantábricos.

 

En los estuarios y bahías menos urbanizados el paisaje ofrece sus configuraciones más bellas, con una articulación equilibrada de esteros y arenales, praderíos y núcleos tradicionales. Eso tiene lugar en rías y bahías organizadas en torno a villas históricas que no han conocido procesos de urbanización de las dimensiones de Avilés. Así ocurre, por ejemplo, en la del Eo o en la ría de Villaviciosa, con amplias zonas de marisma y extensos arenales en su desembocadura.

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