El Corredor identificado en Asturias debe considerarse como la prolongación hacia el este de la Depresión Central Asturiana. La denominación de corredor la recibe por su peculiar configuración morfológica, definida por valles de cierta amplitud, rumbo oeste-este y márgenes nítidos. Además ocupa una posición estratégica dentro de la región, ubicándose en él la mayor parte de las infraestructuras de comunicación, aspecto que también favorece la existencia de una densa red de asentamientos.

 

Las sierras del Sueve y las estribaciones de los Picos de Europa, que configuran la orla montañosa, aumentan el desnivel con el cauce del río Piloña, y definen el fondo de valle.

En este paisaje se concentra un intenso tráfico humano y de mercancías. Su configuración favorece el asentamiento de las vías de comunicación y por tanto se facilita la unión entre sectores con gran actividad económica.

 

Sobre el río se ubican las carreteras y el ferrocarril que conectan el área de Oviedo con los asentamientos de Nava, Infiesto y Arriondas, y con el acceso a las principales poblaciones interiores de la zona montañosa: Picos de Europa y a las Montañas de Ponga y Amieva.

 

La humanización que ha conocido este corredor ha disminuido considerablemente sus valores naturales. No obstante en los espacios periféricos aún se conservan áreas que mantienen casi intactos sus valores naturales y culturales, como es el caso de las vertientes del Sueve.