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Estructura y tipología del Paisaje de Asturias

Macizos montañosos galaico-asturiano-leoneses.

Fuente: Atlas de los paisajes de España 2003

Este conjunto lo integran los macizos montañosos que bordean la fosa de El Bierzo y forman parte de la divisoria cantábrico-atlántica y que para Asturias coincide con el sector suroccidental.

 

Se caracterizan por ser un espacio de contacto entre las regiones Eurosiberiana y Mediterránea. Constituyen por tanto áreas montanas de transición bioclimática, con gran variabilidad climática y biogeográfica.

 

En las áreas de mayor pendiente se conservan restos de los bosques atlánticos, subatlánticos y submediterráneos. Sin embargo son dominantes los pastizales de diente y de siega, vinculados a la economía ganadera de la zona, y los matorrales, fundamentalmente brezales, que conquistan antiguos pastos o zonas de cultivo abandonadas, también destacan las repoblaciones forestales de coníferas.

 

Pueden verse las huellas de la actividad humana vinculada con la ganadería y la agricultura, marcadas por el aislamiento y las dificultades para sobrevivir durante el invierno.

 

También hay restos de la infraestructura viaria tradicional y de la arquitectura rural, bien adaptada a las inclemencias invernales.

 

Por tanto, es un conjunto de interés etnográfico, histórico y cultural. Posee una importante muestra de restos arqueológicos de la cultura astur y romana de los castros y también existen destacables vestigios de la explotación minera del carbón, el hierro y el oro, tanto de la minería romana como de su continuidad hoy en día.

 

La zona enclavada en Asturias está formada mayoritariamente por los macizos ubicados al sur de Degaña, Ibias y Cangas del Narcea.

 

Abundan las huellas del glaciarismo pleistoceno y del periglaciarismo, y resultan destacadas las cumbres cuarcíticas con crestones y picos.

 

También son importantes la organización agraria y la ganadería, en condiciones bioclimáticas submediterráneas, lo que explica el cultivo de la vid.

 

En las áreas altas se encuentran los pastizales húmedos mancomunados, en los que pastoreaban los rebaños durante el verano, cuando estos espacios quedaban temporalmente descubiertos de nieve, pasando el invierno en los valles, alimentándose en la orla de pastizales que existía en torno al espacio cerealista y del heno procedente de los prados de siega.

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