Navegación por categorías

Navegación por categorías

Atrás

Atrás

Gestión de la caza en Asturias.

Evolución de la actividad cinegética en Asturias.

La actividad cinegética en Asturias ha evolucionado lo suficiente durante las últimas décadas como para que los cambios acaecidos requieran de un nuevo enfoque. Los cambios en las poblaciones cinegéticas de caza mayor y los cambios sociales son las claves principales para comprender y gestionar a día de hoy la caza en Asturias.

 

Hasta la fecha, la gestión de la caza siempre se había planteado desde el prisma de la escasez. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de las especies cinegéticas de caza mayor han experimentado un notable aumento de sus poblaciones, llegando a colonizar territorios nuevos o desocupados y alcanzando, en lugares muy concretos, elevadas concentraciones. Esta expansión en la mayor parte de las especies de ungulados está motivada entre otras causas, por la ausencia de depredadores naturales y por el abandono del medio rural que ocasiona cambios en el uso del suelo que conducen hacia un paisaje con mayor grado de matorralización.

 

En esta situación, la práctica cinegética se perfila como uno de los métodos más adecuados para la gestión de las poblaciones cinegéticas de caza mayor, principalmente del venado, corzo y jabalí. Sin embargo, esta gestión debe plantearse siempre de un modo sostenible, garantizando la prevalencia de las poblaciones de estas especies y adecuando en todo caso, las extracciones a cada territorio cinegético, para lo cual, es necesario estimar los efectivos poblaciones y evaluar las tendencias de las poblaciones cinegéticas.

 

Para ello, en muchas ocasiones se emplea la evolución de las capturas, sin embargo siempre en necesario realizar censos y conteos que proporcionen una información más veraz y sólida para que, las decisiones de gestión de las poblaciones de especies cinéticas estén apoyadas en criterios científicos y se asegure así la sostenibilidad ambiental de la caza.

 

En cuanto a las especies cinegéticas de mayor tradición para la caza menor (perdiz, arcea, codorniz y lagomorfos), a excepción de la arcea, presentan poblaciones muy escasas en Asturias y restringidas a  territorios muy concretos, generalmente del sur occidente. En este caso, en la gestión cinegética siempre debe prevalecer la austeridad, cumpliendo las órdenes de veda y en caso de que se pueda cazar, establecer cupos de captura lo suficientemente bajos como garantizar el mantenimiento y repunte de sus poblaciones. El seguimiento de las poblaciones se perfila como un aspecto clave de la gestión de la caza menor en Asturias, que además debería acompañarse de una serie de medidas que favorecieran la recuperación de las poblaciones de caza menor y que deberían ir encaminadas a conseguir mejoras en el hábitat, una correcta gestión cinegética, la limitación o prohibición en algunas áreas de sueltas de ejemplares para evitar la contaminación genética de las especies silvestres autóctonas con híbridos, como ocurre en la perdiz roja y la codorniz, así como, una mejora de los aspectos sanitarios y del conocimiento general de estas especies.

 

Otro aspecto fundamental para la gestión de la caza es la evolución de los cazadores que se ve influida por cambios sociales más amplios. Actualmente la sociedad asturiana es cada vez más urbana, posee múltiples alternativas de ocio y en su percepción sobre el medio ambiente la caza está cada vez más alejada de la actividad cinegética. Estos cambios sociales influyen año a año, en la disminución del número de socios en muchas sociedades de cazadores asturianas y a que, la incorporación de jóvenes sea cada vez menor.

 

Según los últimos datos disponibles, de las más de 13.000 licencias totales vigentes en Asturias, el 23 % pertenecen a Gijón y Oviedo, un 5% corresponde a Siero, mientras que los concejos de Cangas del Narcea, Langreo, Avilés, Laviana, Mieres, Villaviciosa y Aller suman otro 24% del total. Como se puede observar, la mayoría de los cazadores están localizados en la zona centro de la región lo cual se debe a que es en este área donde reside la mayor parte de la población asturiana.

 

Sin embargo, son los habitantes del área de la cordillera en los que se observa una mayor tradición y gusto por la caza ya que en estos concejos el porcentaje de cazadores respecto a la población de cada uno de los municipios es mucho mayor que en la zona centro, donde reside una mayor población pero también una población más urbana y con otras preferencias de ocio.

 

La concentración del grueso de los cazadores en la zona centro origina que la gran mayoría practiquen la caza en los Cotos Regionales de Caza cercanos a sus zonas de residencia por cuestiones de accesibilidad. Ello genera un problema en los cotos más alejados que cada vez cuentan con un tejido social más mermado, sin embargo muchos de estos concejos tienen una gran afición por la caza por lo que su principal alternativa de ocio se ve seriamente amenazada ante la falta de socios y el envejecimiento de los mismos.

 

Ante la situación de aparente disminución de cazadores en Asturias, adquiere un papel muy relevante la caza como actividad turística, y de hecho en los últimos años se nota un incremento en el número de licencias de cazadores procedentes de otras comunidades autónomas.

 

Los últimos datos indican que más del 40% de los cazadores que visitan Asturias desde otras Comunidades Autónomas proceden de la de Madrid, seguida de Galicia (de los que el 80% viene de la provincia de Lugo), Castilla y León (con un predominio claro de los leoneses), Cantabria y Andalucía, que suman más del 46%, siendo ya, muy escasas otras procedencias.

 

De nuevo, la proximidad revela su importancia aunque también parece que exista algún otro factor de la caza en Asturias que motiva a cientos de cazadores a realizar unos desplazamientos considerables. Entre ellos, quizás se encuentre la naturalidad que presentan las poblaciones de las especies cinegéticas en Asturias, que se componen de ejemplares silvestres que sobreviven en un territorio montañoso que, a menudo, comparten con especies emblemáticas y protegidas como el oso pardo. Este escenario de naturaleza y caza, puede ser el reclamo para los cazadores venidos desde zonas distantes de nuestra península, que encuentran en Asturias un lugar muy diferente al que normalmente recorren en otras comunidades.

Información relacionada

Documentos