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Diversidad florística y faunística en Asturias

Fauna de Asturias.

La Fauna asturiana es rica en especies poco comunes en otras zonas geográficas de España, en respuesta las peculiaridades tanto de clima como de entorno que Asturias presenta dentro del conjunto español. Se trata de una fauna fundamentalmente montaraz -como no podía ser de otro modo- y fluvial, marcada por las características atlánticas que perfilan su superficie montañosa y el clima oceánico.

 

La enorme diversidad de los invertebrados hace que los conocimientos sobre ellos se limiten a unos pocos grupos y que la taxocenosis mejor estudiada sea la de los vertebrados, cuya composición y distribución se conoce mejor y sobre la que existe una normativa legal más completa.

 

La gran variedad de ambientes que van desde el mar a las altas cumbres de la cordillera favorece la diversidad faunística, a lo que se une la presencia de algunas especies de carácter mediterráneo.

 

Así, pese a que Asturias sólo representa el 2 % de España, en este territorio vive el 67% de las especies de vertebrados continentales presentes en todo el estado (incluidas Baleares y Canarias), muchas de ella de carácter euroasiático, escasas en el resto del territorio español.

 

Sin embargo hay clases relativamente pobres, como los peces, que en Asturias sólo presentan el 26 % de las especies estatales, lo cual se debe a las pequeñas cuencas de los ríos, que además poseen grandes desniveles. Los anfibios y reptiles que aparecen en Asturias alcanzan el 35 % de las especies del Estado pues tampoco encuentran hábitats adecuados a causa de la poca insolación y la temperatura estival baja del Principado. Por el contrario, las aves y los mamíferos asturianos reúnen a una gran cantidad de las especies, en torno al 75%, de las presentes en toda España.

 

Mientras que los endemismos existentes a escala peninsular (ibérica) son especies, las formas cantábricas son subespecies (con excepción de un mamífero, la liebre de piornal (Lepus castroviejoi), y en ocasiones linajes, no expresados formalmente como taxones, pero que constituyen unidades operativas de conservación bien diferenciadas.

 

También es destacable el grado de naturalidad de la fauna en Asturias, de modo que sólo un 2 % de la fauna vertebrada tiene su origen en introducciones artificiales, lo que para la fauna española asciende hasta un 5 %.

 

A todo ello hay que añadir la presencia en Asturias de algunos de los últimos enclaves donde sobreviven dos de las especies más amenazadas de la fauna ibérica, el oso pardo (Ursus arctos) y el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus). El oso pardo cantábrico es el único que conserva el patrón genético de una de las grandes líneas evolutivas del oso pardo, especie que presenta una amplia distribución holártica. El urogallo cantábrico es una subespecie seriamente amenazada que se ha visto sumida en un profundo declive. Además de presentar diferencias genéticas y morfológicas con el resto de urogallos, el urogallo cantábrico sobrevive en bosques caducifolios mientras el resto aparecen en bosques de coníferas.

 

               


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